‘El último viaje del Deméter’: buena aventura y mal terror a bordo del barco de Drácula
Una obra muy atractiva en su concepto, que logra recoger con gusto la leyenda y conformar un buen retrato de personajes de finales del siglo XIX, pero que fracasa en su segunda parte
En uno de los más deslumbrantes y quizá escondidos planos de Nosferatu (1922), la inclasificable poesía visual de F. W. Murnau, su director, se hace carne de un modo casi violento únicamente con su puesta en escena. El plano muestra el canal de entrada a una idílica población alemana, con la dominante torre de su iglesia, las preciosas casas al fondo y un puñado de pequeños barquitos en la parte derecha del encuadre. Sin embargo, en esa calma de la noche, tras unos segundos de quietud, irrumpe el horror. Desde el fuera de campo cinematográfico, y sin corte de montaje alguno, entra lentamente el mascarón de proa de una goleta fantasmal que poco a poco ocupa el plano y hace desaparecer la iglesia al fondo. Es el Deméter, el barco que traslada a Drácula desde Transilvania hacia su destino, ya sin tripulación y, como se encarga de describir Bram Stoker en su formidable novela, con un único marino muerto con las manos atadas a los radios del timón y un rosario con un crucifijo entre los dedos.
El último viaje del Deméter
Dirección: André Øvredal.
Intérpretes: Corey Hawkins, Liam Cunningham, Aisling Franciosi, David Dastmalchian.
Género: terror. EE UU, 2023.
Plataforma: Prime Video.
Duración: 118 minutos.
Estreno: 12 de julio.
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